Hay una chica,
De esas que me duelen
Alta y con el cabello ondulado
Distraída y con una sonrisa amigable
Que probablemente no le importe la literatura y pueda aburrirse con Paganini
Sin tantos líos en la cabeza, siendo como dice la gente «feliz»
Llegando tarde a los sitios y quizás peleándose con el tiempo
De esas que no puedo adivinarle el pensamiento, y que podría conquistarla con flores
Llevando con fervor su religión, y creyendo todo lo que se dice desde el púlpito
Tal vez, odiando las labores del hogar y que se la pase cantando lo que sea cuando sus ideas no la perturban
Que quizás no entienda lo que escribo, y no se imagine nunca que le escribo
Y la miro disimulado las pocas horas del jueves y las otras tantas del sábado
Porque tiene algo, no sé que sea, pero lo tiene
De esas que pueden querer a los hombres sin tanto problema, soñando desde hace años con los vestidos blancos y con las casitas del infonavit
Que no te piden tanto, y están satisfechas con las taquerias de Zaragoza
De esas con las que puedes beber de la misma caguama
Con una carcajada escándalosa y una postura relajada
El cabello alborotado por las calles y unas gafas de sol un poco rayadas de las micas
Ya las he visto, mujeres así
De esas por las que un tipo cualquiera podría enloquecer
Matar
O morir
Pero que a mí me duelen